Capítulo 1: La llamada
La luz del sol desapareció para dar
lugar a la noche. Un coche llega a la comisaría de policía de
Raccon City, una ciudad estadounidense. Del coche de baja Mark Often,
un chico de 20 años que comenzó ese día en el cuerpo de policía.
Unos minutos después, el comisario de policía le mostró a Mark su
mesa. Allí Mark observó a una chica que estaba un par de mesas de
la suya. Pudo leer su nombre escrito en un cartel en la mesa: Jill
Valantine.
En ese momento sonó el teléfono de
la mesa de Mark. Éste descolgó el teléfono. Mark sólo pudo
escuchar un grito de una mujer pidiendo ayuda. Mark fue corriendo
hasta el despacho del comisario. Éste decidió localizar la llamada
para saber quién había llamado. Minutos después, el comisario le
informó que la llamada procedía de una casa situada a las afueras
de Raccon City. Mark decidió ofrecerse voluntario para ir a saber
qué es lo que pasaba. El comisario estuvo de acuerdo.
Mark cogió el coche y se puso en
camino hacia la casa esperando que la mujer que había realizado la
llamada estuviese bien. Cuando llegó a la casa, no encontró a nadie
fuera por lo que decidió entrar. Una vez que entró en la casa pudo
ver que estaba totalmente a oscuras y no se escuchaba nada.
-¿Señora?-dijo Mark-, ¿hay alguien?
Nadie contestó. Mark continuó
avanzando por el salón y se acercó a una de las mesas. Pudo
observar la foto de una mujer que se parecía muchísimo a su madre.
En ese momento, escuchó un grito de una mujer arriba.
Capítulo 2: El primero
Mark subió corriendo las escaleras
con su pistola preparada por si tenía que disparar. Entró en una
habitación pero no encontró nada hasta que se fijó mejor y
descubrió algo de sangre. Se fue hasta la siguiente habitación,
donde volvió a encontrar sangre, pero en esta ocasión era
cuavulada, algo que era imposible, ya que la sangre sólo alcanzaba
ese estado después de la muerte. Mark escuchó en ese momento un
ruido proveniente del final del pasillo.
Salió de la habitación y pudo ver
como un hombre se acercaba lentamente hacia él. Mark pudo observar
que estaba lleno de sangre que no era suya.
-¡Quieto!-dijo Mark.
El hombre continuaba avanzando hacia
él.
-¡Le he dicho que se esté quieto o
disparo!-dijo Mark.
El hombre se paró y miró a Mark. En
ese momento se avalanzó sobre él intentando morderle. Mark
consiguió quitárselo de encima. El hombre volvió a avalanzarse
sobre él. Mark no tuvo más remedio que dispararle en el pecho.
-Estaba loco este tío-dijo Mark.
Mark comenzó a avanzar por el pasillo
pero pudo escuchar de nuevo el ruido. Mark se giró y pudo ver como
el hombre volvía a levantarse como si nada.
-No puede ser-dijo Mark.
Mark comenzó a dispararle en el pecho
pero el hombre seguía avanzando. En ese momento Mark le disparó a
la cabeza. El hombre cayó al suelo y ya no se levantó.
Capítulo 3: Compañía
-¿Qué coño es esto?-dijo Mark.
Mark volvió a escuchar de nuevo un
ruido, en esta ocasión en el salón de la casa. Mark bajó las
escaleras despació. Al llegar al salón vio a alguien que le
resultaba familiar.
-¿Jill?-dijo Mark.
Era Jill Valantine, su compañera de
la comisaría.
-Estás aquí-dijo Jill.
-¿Qué haces aquí?-dijo Mark.
-El jefe me mandó para ayudarte,
porque no dabas señales de vida-dijo Jill.
-Por poco no salgo de esta-dijo Mark.
-¿Cómo?-dijo Jill.
-Había un hombre que estaba como
loco-dijo Mark-, intentó morderme y por más que le disparaba en el
pecho no se moría, tuve que dispararle en la cabeza.
-¿Me estás vacilando no?-dijo Jill.
-¿Tengo cara de estar vacilando?-dijo
Mark.
-Lo mejor será que salgamos de esta
casa cuanto antes-dijo Jill-, tenemos que encontrar a esa mujer.
Los dos decidieron buscar en el piso
de abajo a la mujer que había llamado pidiendo socorro. En ese
momento, los dos volvieron escuchar a la mujer gritar.
Capítulo 4: La mujer
Jill y Mark consiguieron llegar hasta
un salon donde se encontraba la mujer, muy asustada.
-¿Está bien?-dijo Mark.
-¡Tenemos que salir de aquí!-dijo la
mujer-, me quieren morder.
Mark miró delante suyo y pudo ver a
cinco personas llenas de sangre que se acercaban hacia ellos.
-¡Jill disparáles!-dijo Mark.
-No pienso disparar a nadie porque
sí-dijo Jill.
-Son como el hombre de antes-dijo
Mark-, en la cabeza.
Los dos policías comenzaron a
dispararles en la cabeza pero vieron como detrás de ellos se
acercaban cerca de cinco más.
-¡Salgamos de aquí!-dijo Mark-,
¡vamos!
Los tres comenzaron a correr hasta la
entrada principal y consiguieron salir. Los dos se montaron cada uno
en su coche. La mujer se montó en el coche de Mark.
-Todo va a salir bien-dijo Mark-,
¿cómo te llamas?
-Me llamo Alice-dijo la mujer-,
trabajaba como sirvienta en la casa.
-Todo ya ha pasado-dijo Mark-, no te
preocupes.
Mark y Jill llegaron con Alice a la
comisaría y le informaron al comisario de lo que les había ocurrido
en la casa. El comisario mandó a un equipo de cinco personas para
que fuesen a la casa para averiguar qué había pasado. Una
ambulancia llegó para llevarse a Alice para curarla de las heridas
que tenía.
Mark y Jill pensaban que sus
compañeros iban a conseguir acabar con lo que había pasado. ¿Lo
conseguirían?
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